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Sobrarbe cuidadora de las emociones
La resiliencia es la capacidad para asumir situaciones difíciles y sobreponerse a ellas, la capacidad de afrontar crisis y salir fortalecidos de ellas. En la vida nos encontramos con diversas dificultades, que nos pueden afectar a diferentes niveles, pero las personas nos posicionamos de manera distinta a la hora afrontar un problema.
Las personas resilientes utilizan las situaciones complicadas para aprender y crecer personalmente. La resiliencia no significa no mostrar dolor, si no reconstruirlo con una actitud beneficiosa para uno mismo. Como ya hemos comentado, las emociones hay que transitarlas para que puedan cambiar y pasar de unas a otras.
Por ello, ante una difícil situación, para poder ser resilientes, necesitamos expresar el dolor, ponerlo fuera, poder ver las cosas con más perspectivas y poder ver nuestras fortalezas para apoyarnos en ellas.
La resiliencia es una capacidad instintiva e innata, pero no significa tener un don para que las cosas no afecten, sino encontrar la manera de transitar por situaciones difíciles. No todas las personas la desarrollan al mismo nivel, hay personas que tienen más facilidad y otras que les cuesta más, y eso depende del tipo de personalidad, el temperamento y las experiencias vividas, la buena noticia es que si hay niveles bajos de resiliencia se pueden poner en práctica algunos factores para aumentarla
Para ser resiliente se necesita estar convencido de poder superar una situación difícil, a pesar de que al inicio siempre hay un tiempo de asimilación y puede que bloqueo. Se requiere adaptación a las nuevas circunstancias, poniendo por ejemplo en práctica la plasticidad emocional de la que hablamos en el anterior episodio. La paciencia y la confianza son ingredientes imprescindibles porque en situaciones complicadas se necesita tiempo para asimilar los cambios o el dolor. La perseverancia puede servir para no decaer en los intentos, capeando los contratiempos y adquirir nuevas herramientas
Se necesita también ser proactivo, movilizarse, buscar soluciones, no estancarse y poder ser creativo buscando nuevas formas de resolver
Algunas circunstancias no dependen de nosotros, pero si depende de nosotros cómo nos afectan y cómo las gestionamos. Hacernos cargo de nuestra reacción frente a la adversidad puede hacernos decidir de modo consciente cómo queremos que sea nuestra respuesta, haciéndonos agentes propios de nuestra evolución.
